CONTRA VIENTO Y MAREA .

miércoles, 11 de julio de 2012

 Ella caminaba rumbo a la estación. Él cansado de la rutina decidió frenar, y tendido sobre su cama se dispuso a leer aquellos versos que lo hacían suspirar, mientras se sumergía en ese mundo encontró algo que lo hizo recordar, estremecer, suspirar aún más fuerte, decía exactamente lo que necesitaba para darse cuenta que la mujer a la cual le había roto el corazón incontables veces era la que realmente necesitaba para ser felíz y hacerla felíz... en ese momento ella se detuvo en una esquina
porque sintió que su teléfono sonaba y observó con lágrimas en los ojos que lo que sentía una utopía ya no lo era, estaba sucediendo. Se encontraron, se amaron, y no se separaron más (ni por casualidad)


                                                                (no me hagas esperar)

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